25-El Principio del Cristo-Interno.
En mi
interior tengo un Maestro, este es mi Yo Superior, quien es Dios, extendido y
manifestado, de forma individual en mí. Éste Maestro es mi propio Cristo-Interno,
quien es el Salvador de mi Alma Inmortal. Jelkerá-Dios creó todas las cosas, a
través del Verbo, y creó mi alma individual, a través de mi Cristo-Interno
Individual. Jelkerá-Dios, a través de su Energía Espiritual, creó mi alma
inmortal, con una chispa divina, que conecta mi alma inmortal, con el Ser
Supremo. Esta Chispa Divina es el Ungido-Interno, el cual es Dios manifestado
como Hijo de Dios, por dentro y por encima, de mi alma inmortal. Yo estoy
dentro de Dios, y Dios está dentro de mí, y yo formo con Dios, un solo Ser de
Luz, en unión eterna. Mi Ungido-Interno es el Salvador de mi Alma Inmortal. En
esto ha demostrado Dios su amor para con nosotros, en que nos ha dado un
Cristo-Interno de amor incondicional, para que nos acompañe, desde que emanamos
de Dios, y hasta que nos absorbamos en él. Yo soy un alma inmortal, en unión
eterna con Dios. Cristo en mí, es la Magna Presencia de Dios, en mí. Mi Cristo
Interno, es mi Magna Presencia Yo Soy.
En mi
interior tengo un Maestro, éste es mi Yo Superior, que es la Presencia de Dios
en mí, manifestada como el Hijo de Dios. Mi Maestro Interno, es el
intermediario supremo entre yo y Dios. Mi Maestro Interno, es mi Cristo-Interno
Individual, que me ama con amor incondicional, sin importar en donde me
encuentre. Mi Cristo-Interno, es la expresión del amor de Dios hacia mí. Y mi
Cristo-Interno, es el Salvador de mi Alma.
No tengas a
otros dioses fuera de tu Cristo-Interno, tu Cristo-Interno es y debe ser, tu
único Dios. Cuando yo escucho a algunos individuos, decir que necesitan un
maestro externo que los ayude a conectar con su maestro interno, en un punto,
tienen razón, pues necesitamos la guía de devotos anteriores, para empezar a
transitar el camino, ya sea con un libro, o con alguna persona. Pero una vez
que el maestro externo, te dice que tienes un maestro interno, ya puedes
concentrarte en tu maestro interno, y descartar al maestro externo. Al
principio uno lee varios libros de
varias doctrinas, luego medita, piensa por sí mismo, y va encontrando su propia
doctrina, y luego, por ensayo, error, y acierto, uno va afinando su propia
doctrina, cosa que puede alargarse a lo largo de toda la vida, pues a veces, la
elevación de la conciencia, exige cambiar toda la doctrina, varias veces, a lo
largo de toda la vida, y uno sigue aprendiendo más cosas, hasta el último
aliento de vida, y el maestro interior, nos va iluminando, a medida que
elevamos nuestra conciencia. Las enseñanzas del maestro, son una aguja que
sirve para sacar una espina, pero una vez sacada la espina, también hay que
sacar la aguja. En un punto, en Cristo ya lo tenemos todo, y nada nos falta.
Debemos ser discípulos de Cristo, y maestros de nosotros mismos. Cuando uno
aprende lo básico, ya se convierte en maestro de sí mismo, y no tiene que andar
atrás de ningún maestro externo, por más bueno que sea, pues si lo hace, o el
maestro enseñó mal, o el discípulo aprendió mal. En un punto, el maestro
externo, ya se convierte en un obstáculo, y hay que apartarlo, y que cada uno,
siga su propio camino.
Los
principios de la Doctrina Jelkeriana, son buenos, para alguno que otro
individuo, pero no necesariamente para todos los individuos. Cada quien debe
encontrar su propio camino. Hay muchas moradas en la casa del Padre Celestial,
y la Doctrina Jelkeriana, es una de ellas, pero no es la única morada.
La salvación
del alma es a través del Cristo-Interno, y deberíamos agradecer al
Cristo-Interno, cada día. A continuación, doy la oración de conversión a la
Doctrina Jelkeriana o Cristianismo Interno, que se hace una sola vez, y doy la
oración de gratitud al Cristo-Interno, que puede hacerse, opcionalmente, cada
día. Recuerde que la salvación no es por una oración, sino que es por la fe en
Dios, y en su presencia dentro de uno mismo.
Oración de
salvación a través del Cristo-Interno.
“En el Nombre
del Padre-Madre-Mente, del Verbo, del Ungido-Interno, del Ángel del Señor, y
del Espíritu Santo, Amén.
Amado Yahvéh-Dios,
yo te confieso que soy un pecador, pero creyendo que mi Alma es Inmortal, desde
el inicio y para siempre, en este acto, yo recibo tu benevolencia gratuita, y
confieso, ahora, a tu Hijo, a mi Cristo-Interno Individual, como a mi Personal
Salvador, como al Ser que me da la Salvación Completa y la Bendición Completa.
Amado Yahvéh-Dios, yo concientizo tu presencia dentro y fuera de mí, y en el
nombre de tu Hijo, el Cristo-Interno, mi alma está salvada para siempre.
Yo estoy en
estado de Salvación, y yo estoy completo en mi interior.
La Rueda de
Reencarnaciones ya terminó, y el destino de mi Alma es reunirse con Yahvéh-Dios,
en el Cielo, para siempre.
Gracias Dios, por tu Luz. Amén.
En el Nombre
del Padre-Madre-Mente, del Verbo, del Ungido-Interno, del Ángel del Señor, y
del Espíritu Santo, Amén.”
Oración,
de Agradecimiento al Cristo-Interno.
“Gracias te
doy, Cristo-Interno, por hacer de mi ser, en el día de hoy, tu morada. Gracias
Cristo-Interno, por darme la salvación completa, y la bendición completa. Y
gracias, Cristo-Interno, por tu luz. Amén.”
El Cristo interno la luz dentro de nosotros
ResponderBorrar