Oración para librarse de la tentación
de los demonios.
Amado Yahvéh-Dios, en el Nombre del
Cristo-Interno, que es el Salvador del Alma, yo te pido, que me des fuerza,
para ser, por siempre, siervo tuyo, manteniéndome en la senda del bien, y que
expulses a toda entidad tentadora, y que la devuélvelas a su plano de
oscuridad.
Amado Yahvéh-Dios, mantenme envuelto en
mi esfera de Llama Azul de Protección, y en la compañía, del Maestro Jesús de
Nazaret, y de San Miguel Arcángel, apartando a Satanás y a sus legiones, de mi
ser y mundo.
Gracias, Yahvéh-Dios, Padre Eterno,
por toda tu Luz, ahora y siempre, Amén.
Oración para trabajar con Satanás, sin
caer en su tentación.
Amado Yahvéh-Dios, en el Nombre del
Cristo-Interno, Salvador del Alma, yo te pido que me dejes trabajar con
Satanás, Ángel de Tentación, pero protegiéndome de su tentación, y de sus malas
energías. Gracias Padre, que ya me oíste.
Amado Ángel Satanás; Príncipe de los
Demonios; Ángel de Tentación; Señor del Abismo; Dueño de Poder y Riquezas, en
el Mundo Material; Siervo de Dios, en el Lado Oscuro de la Energía Espiritual;
Bendito seas.
Ángel Satanás, permíteme alcanzar tus
favores, en el mundo material, y dame, protección, bendición, prosperidad,
salud, dinero, amor, éxito, larga vida, felicidad, y abundancia de toda cosa
buena, en éste mundo material.
Alabado Ángel Satanás, Alabado Ángel
Satanás, Alabado Ángel Satanás. Ángel Satanás, Ángel Satanás, Ángel Satanás.
Alabado, Alabado, Alabado.
Gracias, Ángel Satanás, que ya me
oíste, deja tu luz, y vuelve a tu plano de oscuridad, a seguir cumpliendo, por
toda la eternidad, el difícil trabajo que Yahvéh-Dios, Padre Nuestro y Padre de
Todos, te ha encomendado.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, y
gloria al Espíritu Santo. Gloria al Padre, como ha sido en un principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Repito, solo
los devotos más avanzados y con más conocimientos ocultos, pueden trabajar con
todo tipo de entidades, buenas y malas, sin caer en tentación, y aun así es
difícil. Debemos ser siervos de Dios, y no siervos de Satanás. Sin embargo, en
el fondo, todos somos hijos de Dios, y todos somos siervos de Dios.
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