Según la Cábala, la creación se inició cuando el Infinito Divino (Ein Sof) se contrajo sobre sí mismo (Tzimtzum) para hacer espacio a una vasija (la creación) que pudiera recibir la Luz Divina. De este acto surgieron las Sefirot, diez emanaciones espirituales que forman el Árbol de la Vida y a través de las cuales todo lo existente fue revelado.
1. El Ein Sof y el Tzimtzum
Ein Sof: Antes de la creación, solo existía el Ein Sof, un ser infinitamente trascendente e inmanente. La existencia de cualquier otra cosa habría limitado su infinitud.
Tzimtzum: Para que el universo pudiera existir, Dios se contrajo sobre sí mismo en un acto de autonegación llamado Tzimtzum, creando así un espacio vacío y oscuro.
2. Las Sefirot y el Árbol de la Vida
La Vasija: El espacio creado por el Tzimtzum se convirtió en una "vasija" destinada a recibir la Luz Divina.
El Kav: De la "oscuridad" del vacío, Dios emana un rayo de Luz Divina o Kav.
Las Sefirot: La Luz que desciende a través del Kav se organiza en diez emanaciones espirituales llamadas Sefirot, que forman el Árbol de la Vida. Estas son los "centros de energía" de los que provienen todas las formas de existencia.
3. La Creación Continua y el Propósito del Hombre
La Creación Continua: La creación no es un evento pasado, sino un proceso de emanación y conexión continua entre el Creador y Su creación.
Olam HaTohu y Olam HaTikun: La Cábalaluriana explica el proceso a través del mundo del Olam HaTohu (caos) y el Olam HaTikun (mundo de rectificación), donde los actos humanos son fundamentales para la restauración y el propósito final de la creación.
Propósito: El propósito de la creación es permitir que el hombre, a través de la acción y la contemplación, eleve la Luz Divina caída y, al "hacer una morada para Dios en este mundo", cumpla la misión de la creación.
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