Dios Padre Absoluto y la humildad.
Debemos ser humildes, pues somos criaturas en evolución,
al servicio eterno de Dios Padre Absoluto, pero también debemos ser orgullosos,
pues Cristo habita en nuestro interior, para conectarnos con Dios.
Nosotros elevamos nuestras vibraciones, con nuestras
oraciones diarias, y con ello, contribuimos al despertar y a la evolución de
todos los seres. Los siervos de abajo, se encargan de lo material, y los
siervos de arriba, se encargan de la dirección de la energía.
Nosotros, estamos entregados al servicio, en la energía,
y la práctica de la presencia de Dios, y debemos ser tolerantes con los seres,
que no pueden ascender a un nivel de conciencia más elevado, y debemos seguir
trabajando, cada quien por su propia ascensión, pues ése es nuestro mayor
servicio a la vida. Comparte el calor de tu amor, a la distancia, pero
manteniéndote en la luz, y sin hacer caso a las provocaciones, y sin exponerte
a agresiones.
El amor es el camino a la ascensión. Todos estamos
conectados a la fuente, pero ese amor, se hace efectivo, solamente, al
aceptarlo, y al practicarlo, por medio de la oración y de la meditación.
Cada quien es el responsable de su propia evolución a la
luz. Solo debemos hacer aquello que resuene con la verdad espiritual. Abandona
toda programación destructiva, y conecta con tu yo superior. Cuando no sepas
que hacer, evoca a Dios Padre Absoluto, o a alguno de los seres de luz, para
que te den claridad. Como hijos de la luz, debemos concentrarnos, así como la
guardiana silenciosa planetaria, se concentró en el concepto inmaculado de
perfección, para crear el globo terráqueo. Nada la sacó de su concentración, y
finalmente, atrajo a los elohim creadores, y finalmente, la materia fue
atraída, y el mundo fue hecho.
Tu atención tiene poder creador, pero si te
desconcentras, tu creación no se realizará con perfección. Confía en tu
Presencia de Dios Individualizada, y ella enfocará la energía a través de ti.
Pídeselo, y ella actuará a través de ti. Ella pondrá su parte, pero tú también
deberás poner de tu parte.
Expande la luz de la flama violeta por todo tu ser y
mundo, y por todo el ser y el mundo del universo. Actúa en silencio, de la
forma más elevada, y todo funcionará naturalmente, cayendo cada cosa en su
sitio.
Sirve en silencio, y así serás un buen siervo del eterno,
y así traerás el mayor beneficio, para ti mismo, y para los demás. Los seres de
luz, los siete arcángeles, Miguel, Jofiel, Chamuel, Gabriel, Rafael, Uriel, y
Zadkiel, pueden ayudarte en tu trabajo, si se los pides, y ellos te ayudarán,
pero debes pedírselos, manteniendo tu atención en la Presencia de Dios Yo Soy,
que es Dios Padre Absoluto.
Para Dios Padre Absoluto, todos los seres, somos sus
hijos muy amados. Sin embargo, él respeta nuestro libre albedrío, y solo cubre
en su manto de luz, a quienes se lo piden. Las almas que necesitan otra
radiación, también son amados por Dios Padre Absoluto, pero aún no es su
tiempo, de bañarse en la luz de la Presencia de Dios Yo Soy. No podemos
intentar ser más buenos que Dios, pues Dios es suprema bondad.
Para Dios, la dualidad de bien y mal, es algo bueno, pues
por medio de las chipas divinas, Dios experimenta la limitación, de forma
pasajera, y luego se compensa, de forma eterna, con el goce de la ascensión
espiritual. No dudes del amor de Dios, pues todo es Dios y todo es amor, desde
el punto de vista de Dios, sin negar la realidad, claro está.
Cada individuo, es libre y es responsable de por sus
acciones, y la libertad, es el signo de la vida, por la voluntad de Dios. Los
siervos de la luz, deben aceptarlo, y enviar su amor a toda vida, aceptando la
misteriosa voluntad de Dios, que procura el supremo bien de todos los seres,
aunque las almas, no puedan entenderlo.
Gocemos de la cercanía a la divinidad, y aceptemos la
realidad actual, pues es la mejor de las realidades que podemos vivir. Toda
vida es gloriosa, por tener una chispa de la divinidad. Paz a todos los seres.
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