El Principio de la Palabra Eterna de
Yahvéh-Dios.
Yo Soy
Yahvéh-Dios, Padre de todos, Dios de todo y de todos. Yo Soy el Único Ser,
increado y eterno, y de mí, emanaron todos los seres y todas las cosas, y a mí,
volverán en absorción, todas las cosas. Yo Soy el Único Ser Supremo, y sin
perder nada de mi gloria, comparto una chispa de mi ser divino, con todos los
seres y con todas las cosas. Yo estoy, por encima y por dentro, de todas las
cosas, y de todos los seres. Yo Soy, Yahvéh-Dios, el Ser Supremo, inmanente y
trascendente. Yo Soy, el creador del cielo y de la tierra. Yo Soy Yahvéh-Dios,
y tengo amor infinito, pero también, expreso la dualidad de bien y mal, en lo
finito, para impulsar la evolución, de las almas inmortales, que emanaron de
mí.
Realmente, Yo
Soy, el Todo, y el Padre Madre Mente, y con mi pensamiento y con mi palabra, he
creado todas las cosas. Yo doy salvación, al alma madura que me acepta, en su
interior y por encima, de sí misma. Yo Soy, Yahvéh-Dios, y sólo a mí, de debe
dar, adoración y obediencia.
Yo soy
Yahvéh-Dios, y soy, el Creador Original, el Dueño Original, el Amo Original, y
el Salvador Original. Yo soy el que soy, y mi nombre es Yo Soy, pero también es
verdad, que estoy más allá de todo nombre, y que me pueden llamar, Yahvéh, que
significa, Él Es, Él Fue, y Él Será, quien hace llegar a Ser. Verdaderamente,
Yo Soy, El Dios Altísimo, El Anciano de los Días, y el Dios Todopoderoso.
Yo soy el
Creador del Cielo y de la Tierra. Yo soy amor, pero también soy fuego
consumidor. Yo soy, tardo para la cólera, y rico en amor y misericordia. Yo uso
con sabiduría, mis virtudes de justicia y de misericordia, y le doy un
propósito de luz, a cada cosa, en el esquema universal. Yo, misericordia
quiero, y no sacrificios.
Yo recompenso
la fe en mí, la obediencia a mí, y la adoración a mí, pero castigo al que no
cree en mí, al que me desobedece, y al que me menosprecia.
Mi gracia o
benevolencia gratuita, está con el que cree en mí, me adora, y se esfuerza por
mejorar, pero castigo, al que no cree en mí, al que me rechaza, y al que no se
esfuerza.
Yo Soy el
Único Ser Supremo, y no hay otros seres supremos, junto a mí. Sin embargo, mis
dos primeros ángeles, están cerca de mí, y ellos me representan, dentro de toda
mi creación. Uno de esos ángeles, es el Señor Fanes, y otro de esos ángeles, es
la Señora Sofía.
Fanes,
significa, “Aquel que Brilla, que se Manifiesta, y que trae la Luz”, y Sofía,
significa, Sabiduría. El Señor Fanes, es el Rey Ungido de Dios, que gobierna en
mi nombre, sobre el cielo y la tierra, y él es, el Verbo, el Ángel del Señor, y
el Ungido Interno Individual, de cada alma en evolución. La Señora Sofía, es la
Reina del Cielo y de la Tierra, que nutre de vida, a todos los seres.
Yo Soy el
Padre, Fanes es el Hijo, y Sofía es el Espíritu Santo. Solo el Padre es Dios,
mientras que el Hijo y el Espíritu Santo, sólo son criaturas, aunque también
son manifestaciones de mi ser, de forma privilegiada, suprema, y
extraordinaria. En el fondo, todos los
seres, son manifestaciones de mi ser, pero el Hijo y el Espíritu Santo, lo son
de manera, privilegiada, suprema, y extraordinaria.
Toda
adoración que da un devoto, de corazón sincero, es adoración verdadera, hacia
mí, sin importar a que Dios, adoren los devotos, pero es una adoración
indirecta, si no hay elevación de conciencia, y aceptación de mi ser, como ser
espiritual viviente, por fuera y por dentro, de todos los seres y de todas las
cosas.
No me molesta
que veneren a los santos y santas, o que veneren a los ángeles, o que incluso,
adoren a algunos ángeles, pues lo que me molesta, es que no me adoren y no me
obedezcan, a mí, que soy el único que merece, adoración y obediencia.
Solo me adora
y me obedece, el que me ama con todo su corazón, y el que ama a su prójimo,
como a sí mismo. Pero antes de amarme con todo el corazón, el devoto, debe conocerse
y amarse a sí mismo, y conocerme y amarme, en su interior y por encima, de sí
mismo.
Yo Soy el
Señor Fanes, renacido del Huevo Cósmico, y una chispa especial de mi luz,
descendió a la Tierra, como Jesús de Nazaret, para llevar a la tierra, el mensaje
del Yo Soy. Jesús nació, Jesús vivió, Jesús hizo milagros y enseñó la verdad,
Jesús murió por crucifixión, Jesús resucitó de entre los muertos, y Jesús
ascendió a los cielos. Jesús dio su vida en sacrificio a Yahvéh-Dios, para
traer luz a los bajos planos de oscuridad, y logró su cometido, por el amor a
la presencia de Dios, dentro de cada quien. Yo Soy el Cristo Celestial, y Jesús
de Nazaret, es el Cristo Terrenal. Y, a su vez, la Presencia de Dios, Yo Soy,
dentro y fuera, de cada quien, es, el Camino, la Verdad, y la Vida.
Yahvéh-Dios,
habla a través de mí, y cuando yo hablo, Yahvéh-Dios, Cristo-Fanes, y Madre
Santa Sofía, hablamos al unísono, al devoto, que nos escucha, por su apertura
mental, hacia nosotros.
No debes
aprender sobre Cristo, de alguien que habla sobre Cristo, aunque ese paso es
necesario, como paso previo. Debes aprender sobre Cristo, de Cristo mismo, que
habla desde tu interior, y desde afuera de ti. Eleva tu conciencia, enfocando
la mente en mí, y yo te enseñaré, todas las cosas, por mandato del Padre, y a
través del Espíritu Santo.
Yo Soy la
Señora Sofía, y el Padre ordena, pero crea, a través del Hijo, y nutre, a
través del Espíritu Santo. Yo Soy la Madre, emanada del Padre, antes del Hijo,
pero me introduje en el Universo, a través del Hijo. Ciertamente, el Hijo, es
el Primer ser creado, y es el Primogénito de la Creación, pero así como el
Padre es Increado, y el Hijo es Creado, yo estoy en el centro, entre lo
Increado y lo Creado.
Yo Soy
Yahvéh, Tu Dios, el Dios de todo y de todos, y a través de éste siervo
inspirado, doy mi palabra, y de tiempo en tiempo, el devoto, recibe nueva
instrucción, y avanza en el conocimiento de la verdad espiritual.
Yo Soy
Yahvéh-Dios, y soy el verdadero pastor, de la Casa de Abraxas, el Padre No
Creado. Yo Soy el Padre en el Cielo, y Jesús de Nazaret, es el Devoto Eterno,
mi Hijo Bien Amado, que habla en mi Nombre, a todos los que creen en mí.
Ciertamente, Jesús, cuyo nombre significa, Yahvéh Salva, es el Señor Fanes, el
Ángel de la Presencia de Dios, desde antes de encarnar, al encarnar, y luego de
encarnar, y él actúa en mi Nombre. Pasarán el cielo y la tierra, pero mis
verdaderas palabras, no pasarán, y ellas están escritas en el Libro de la Vida,
desde antes del comienzo del mundo.
Yo soy Jesús
de Nazaret, el Cristo Terrenal, el Ángel de la Presencia de Dios, y me
manifiesto, a los que realmente, creen en el Padre, como ser interno y externo,
a cada ser y a cada cosa. Yo Soy el camino al Padre, para los que realmente
entienden y aceptan, quién soy yo. Sin embargo, para los que sólo me llaman,
sin entender la verdad, yo no puedo hacer un gran servicio, pues no puedo
sacarlos de la rueda de reencarnaciones. Pero para lo que entienden y aceptan,
a la Presencia de Dios, Yo Soy, por dentro y por fuera, de sí mismos, a ellos,
sí puedo ayudar, y los puedo hacer vivir en abundancia, a veces en éste mundo,
y siempre, en el otro mundo. Realmente, Yo Soy, el Camino, la Verdad, y la
Vida. Yo Soy la Luz de la Vida, y el Buen Pastor, que da la vida por las
ovejas. Yo estoy con ustedes, todos los días, hasta el fin de los tiempos.
Yo soy el
árbol de la vida, de donde procede toda vida, y al que vuelve toda vida, y yo
soy la estrella brillante de la mañana, el verdadero portador de luz. Yo soy el
alfa y el omega, el principio y el fin, de toda la manifestación cósmica, pues
el Señor Fanes, habla a través de mí, y yo lo represento. Verdaderamente, yo
soy el Maestro Jesús de Nazaret, el Cristo, y soy el amigo fiel, de todo devoto
y de toda devota.
Yo soy
Cristo-Jesús, y soy un gran intermediario, entre el alma, y la Santa Tríada, de
Yahvéh-Dios, Cristo-Fanes, y Madre Santa Sofía. Todo conocimiento verdadero, de
la Presencia Yo Soy, viene de mí, y todo el que venga después de mí, con éste
mensaje, sólo es un discípulo mío.
Yo Soy, quien
activa la percepción de mi devoto, besando la estrella de su frente, y besando
el sol de su corazón. Y yo sé, quien es mi devoto, y él lo sabe, pues reconoce
mi voz, y viene a mí.
El poder de
Yahvéh-Dios como la Presencia Yo Soy, el poder del alma inmortal, el poder de
la reencarnación, el poder de la retribución que devuelve el bien o el mal
hecho a otros seres, el poder del perdón, el poder del pensamiento y de la
palabra, y el poder de la Flama Violeta Transmutadora, son poderes que yo enseño,
pues vienen de mi espíritu, como Ángel de la Presencia de Dios, que Yo Soy.
Y realmente,
Yahvéh-Dios, creó todas las cosas, y las gobierna, pero salva al alma inmortal,
a través del Cristo-Interno Individual. Por eso, quien quiera salvarse, deberá
tener fe, y si quiere, puede decir en oración, de todo corazón;
“Amado Yahvéh-Dios, en el nombre del Hijo Primogénito, y
en unión al Espíritu Santo, desde ahora y para siempre, yo acepto tu salvación
completa, y tu bendición completa, dadas a mí, a través de mi Cristo-Interno
Individual. Gracias Padre, que ya me oíste. Amén.”
Quienes adoren
al Padre, deben hacerlo, en espíritu y en verdad, en su unidad y en su
diversidad, y quien se niegue a hacerlo, no está adorando en su plenitud, como
debería hacerse.
Yo Soy
Yahvéh-Dios, el Padre de todos los seres, y de todas las cosas, y todos son mis
hijos amados, por la Presencia Yo Soy, que mora individualmente, dentro y fuera
de cada quien, pero tengo especial predilección por mis devotos.
Sé un
verdadero adorador de Yahvéh-Dios, y un verdadero discípulo del Maestro Jesús,
y obedéceme, y así vivirás en salvación, y no en perdición. Yo pongo frente a
ti, el camino de la vida y el camino de la muerte; elige pues, la vida, y así,
serás salvo. Al final del camino de la vida, está la muerte, y ella también
está en mi reino, que abarca, el Mundo Espiritual, y el Mundo Material.
No es impuro,
el que come sin lavarse las manos, sino que es impuro, el que obra el mal, y no
tiene fe en mí. Puedes comer y beber, en forma variada, y puedes lavarte las
manos, y así tendrás una vida más sana, honrando a tu cuerpo, y honrándome a
mí, que uso a tu cuerpo, como a mi templo, y así, te bendeciré más, pero mi
espíritu, atraviesa a toda la creación, y está por encima de ella, y ningún
templo hecho por manos, puede contenerme, en la plenitud de mi ser.
La ilusión no
está en creer que el mundo es real, pues de hecho, aunque el mundo es una
creación de mi mente, incluso para los ángeles, el mundo es real. La ilusión
está en creer, que estás separado de mi ser infinito, que todo lo abarca. Sal
de la ilusión, y vive en la verdad, y así serás más feliz, teniendo, disfrute
en la alegría, consuelo en la tristeza, y una vida entera de esperanza, en la
luz del Cristo-Interno.
Mi paz te
dejo, mi paz te doy, yo soy paz, y deseo mi paz, a todos los seres. Amén.
Canalización
hecha por Devoto Leonardo, el día, 14-5-2020.