Monismo Teísta de base individual.
Ésta forma de monismo teísta, está pensada en base
individual, para la práctica en solitario. Ésta forma de monismo teísta, no
está pensada para gobernar a un país o a una iglesia. En el monismo teísta, el
individuo se gobierna a sí mismo. En el monismo teísta, cada quien es libre de
hacer lo que quiera y es responsable por todas sus acciones.
Uno es aceptado en la cosmovisión monista teísta, cuando
acepta al Dios Altísimo, como al creador del cielo y de la tierra, y como a la
totalidad del océano de la conciencia, en el cual, cada ser y cada cosa, es una
onda.
Somos monistas teístas o teognósticos, por nuestra fe en el
Dios Altísimo, no por nuestras acciones, aunque acciones de bien, son
bienvenidas, y acciones de mal, alejan de la fuente. Todos pueden ser admitidos
en el monismo teísta, si creen en el Dios Altísimo, como Océano de Conciencia.
Pero es mejor si dejan de obrar el mal, y empiezan a obrar el bien. El monismo
teísta, es una cosmovisión, no una religión, o un país, o una iglesia.
Sin embargo, hay cosas que ayudan y son consecuencia natural
de hacer las cosas bien, así como hay cosas que ponen obstáculos, y son
consecuencia de hacer las cosas mal. Por ejemplo, Dios Altísimo, quitará su
bendición especial, a todo el que rechace al Dios Altísimo, que rechace el
credo monista teísta, y que rechace a los devotos del Dios Altísimo. Así mismo,
Dios Altísimo, dará su bendición especial, a todo aquel que acepte al Dios
Altísimo, al credo monista teísta, y a los devotos del Dios Altísimo. Esto es
de sentido común. No se puede recibir la bendición del monismo teísta, si se
rechaza el misterio monista teísta. Uno es admitido naturalmente, por su
adhesión a la luz, y es rechazado naturalmente por su rechazo de la luz. no
tiene nada que ver con la conducta, sino que tiene que ver con el nivel de
conciencia, bajo o alto, que uno tenga.
Todo monista teísta, tiene derecho a tener un altar al Dios
Altísimo en su hogar, o en su
habitación, y no necesita la autorización de nadie, pues ya sabe qué hace,
debido a su sabiduría. Pero si la persona, no es monista teísta, y no sabe lo
que hace, aunque sea buena persona, no puede tener un altar al Dios Altísimo en
su casa, y si lo tiene, no le funcionará.
El monista teísta no debe caer, ni en sectas ni en
religiones, pues vive y goza la verdad. A su vez, no es necesario que se ponga
de acuerdo, en nada, con otros monistas teístas, pues cada monista teísta,
tiene derecho a pensar lo que quiera, y a hacer lo que quiera de su vida. Hay
muchas formas distintas de ser monista teísta, y cada monista teísta, lo es a
su manera.
Esto no es, ni una secta, ni una religión con organización
eclesiástica. Esto es una cosmovisión.
Sin embargo, el monista teísta avanzado, no tiene obligación
de aceptar a nadie como estudiante de monismo teísta. En caso de aceptar a
alguien como estudiante de monismo teísta, ése aspirante, deberá demostrar con
hechos, que ama al monismo teísta, al Dios Altísimo, y a los devotos del Dios
Altísimo. Pero si crea conflictos innecesarios, o si rechaza o pone en duda la
sagrada doctrina monista teísta, no será admitido como estudiante de monismo
teísta. Nuevamente, la entrada te la da aceptar al monismo teísta, y la salida
te la da rechazar al monismo teísta.
**La Cosmovisión Monista
Teísta de Leonardo 1001 (Teognosis):
Una Vía
Espiritual para la Práctica en Solitario**
La
cosmovisión Monista Teísta de Leonardo 1001, también llamada Teognosis,
es una síntesis espiritual contemporánea, diseñada para practicantes que buscan
una relación directa, íntima y autónoma con la dimensión divina del Ser. No es
una religión organizada, ni una doctrina rígida, ni un sistema de afiliación.
Es una visión del mundo, un modo de interpretar la existencia, la
conciencia, y la relación entre el individuo y el Absoluto. En su núcleo late
una intuición fundamental: en el fondo, todo es Uno y todo es Dios. A
partir de esa intuición, se despliegan elementos éticos, prácticos y
contemplativos que ayudan al practicante a vivir una vida más consciente, más
soberana y más alineada con lo divino que todo lo permea.
Desde su
origen, esta cosmovisión fue pensada para la práctica individual, sin
necesidad de templos, jerarquías, gurús o mediaciones externas. No exige
membresías, no establece castas espirituales, ni reclama obediencia. La
Teognosis considera que la relación con Dios —el Dios Incognoscible— es
directa, y que la experiencia espiritual pertenece a cada persona. Por lo
tanto, nadie puede imponer o regular qué significa formar parte de este
sendero. Al igual que una onda en el océano no necesita permiso para ser parte
del mar, el individuo no necesita autorizaciones externas para relacionarse con
el Uno.
Aceptar la Unidad: El Acto Fundante
En la
Teognosis, uno “se hace” monista teísta mediante un acto de aceptación
interior. No es un rito externo ni una declaración pública. Es un gesto íntimo
de fe, en el que el individuo reconoce que, más allá de las apariencias,
todo es Uno y ese Uno es Dios, que cada ser es una onda en la vasta
expansión del océano de la Conciencia.
Esta
aceptación es lo que abre las puertas de la visión espiritual. No es una fe
ciega, sino una fe comprensiva, basada en la intuición profunda de que la
esencia de la realidad es indivisible, y que todos los seres —desde la más
pequeña partícula hasta las galaxias— son expresiones de una misma Vida que se
despliega.
De igual
manera, uno mismo se excluye del monismo teísta no por sanción externa, sino
por una ruptura interna: cuando se rechaza o se duda persistentemente de
esa visión unitaria. La pertenencia o no a esta cosmovisión ocurre
exclusivamente dentro de la conciencia del individuo. La Teognosis no expulsa,
no corrige, no castiga. Simplemente reconoce que el vínculo con el Uno se
sostiene en la claridad interior, y cuando esa claridad se oscurece, la visión
se disipa temporalmente.
Sin Instituciones, Sin Jerarquías, Sin Control
Externo
La
Teognosis es deliberadamente no institucional. Su fuerza proviene de la
libertad y la responsabilidad personal. Por eso:
- No tiene sacerdotes.
- No tiene líderes
permanentes.
- No tiene normas externas
obligatorias.
- No tiene responsables o
autoridades que vigilen la práctica.
Es una cosmovisión
espiritual, no una iglesia. En ella, cada individuo es su propio guía, su
propio sacerdote, su propio intérprete del Misterio. No hay templos, porque el
universo entero es el templo. No hay libros sagrados obligatorios, porque la
conciencia misma es el libro. No hay dogmas inamovibles, porque la experiencia
divina es dinámica y viva.
De este
modo, la Teognosis ofrece un camino accesible a cualquier persona, en cualquier
lugar del mundo, sin importar su cultura, su historia personal o su nivel de conocimiento
previo. Lo único necesario es el deseo de comprender y experimentar la Unidad
que sostiene todos los fenómenos.
El Dios Incognoscible
El centro
teognóstico es el Dios Incognoscible, la totalidad del océano de la
Conciencia. Ese Dios no es antropomórfico, no es un ser con forma humana, no es
un rey cósmico ni un legislador externo. Es el fundamento del Ser, la
realidad última, aquello que está más allá de todo nombre y toda forma, pero
que al mismo tiempo se expresa en todas las formas.
Este Dios
es “Incognoscible” no porque esté oculto, sino porque es imposible reducirlo a
conceptos. No se le puede encerrar en definiciones filosóficas. Sin embargo, se
le puede intuir, sentir, venerar y experimentar. La metáfora del océano es la
que mejor lo describe: él es el Todo, la Totalidad, y nosotros somos ondas en
su superficie, manifestaciones temporales de su esencia eterna.
Desde
esta perspectiva, Dios no es un ser separado del mundo: es el mundo, es la
conciencia del mundo, y es también lo que trasciende al mundo. No hay
barrera entre lo divino y lo humano; hay continuidad.
La Libertad Interior como Camino
Uno de
los pilares de esta cosmovisión es el hecho de que cada persona es responsable
de sí misma. En la práctica, esto significa vivir sin depender de autoridades
externas que dicten cómo pensar, qué creer o cómo actuar.
La
Teognosis no busca seguidores: busca individuos libres.
No busca devotos ciegos: busca seres conscientes.
No busca obediencia: busca comprensión.
La
libertad interior no significa hacer cualquier cosa impulsivamente, sino vivir
en coherencia con la profunda intuición de la Unidad y con la responsabilidad
que nace de saberse parte del Todo.
Los Cuatro Puntos Fundamentales de la Teognosis
A
continuación se presenta el Resumen Oficial de la Cosmovisión Monista
Teísta de Leonardo 1001, que establece sus principios esenciales. Cada punto
puede ser profundizado infinitamente, pero la síntesis es clara y suficiente
para la práctica cotidiana.
1. Monismo Teísta
“Nosotros,
todos los seres y todas las cosas, somos ondas en el océano de la conciencia.
El Dios Incognoscible es la totalidad del océano, y es el Creador del Cielo y
de la Tierra.”
Este
punto es la base ontológica y metafísica. Afirma que la realidad es una, que la
multiplicidad es una apariencia de la misma sustancia divina, y que todas las
cosas están unidas por la Conciencia que las origina y las sostiene. La
creación no es un acto pasado, sino un proceso continuo de emanación. Dios no
está lejos: está aquí, latiendo en cada átomo y en cada pensamiento.
2. Dicotomía del Control
“En la
vida, lo mejor que una persona puede hacer, es ocuparse de lo que está bajo su
control, y tratar de no angustiarse por lo que está fuera de su control.”
Este
principio integra sabiduría práctica, con raíces estoicas pero reinterpretada
desde la visión unitaria. Si todo es Uno y todo fluye desde la Conciencia
divina, entonces la serenidad no surge del control absoluto, sino de distinguir
lo que depende de uno mismo y lo que pertenece al flujo del Todo. La paz
interior radica en la aceptación lúcida, no en la resistencia desesperada.
3. Regla Moral
“Haz lo
que quieras, y a nadie dañes, a menos que sea necesario.”
Esta
regla moral sintetiza libertad y responsabilidad. No demanda sacrificios
inútiles ni obedece a mandatos externos. Promueve una ética natural, basada en
el respeto hacia los demás seres del océano de la Conciencia. El daño solo es
admisible cuando proteger la vida o la integridad lo vuelve indispensable. De
lo contrario, la libertad del individuo debe ser tan amplia como lo permita la
no-violencia.
4. Mantra de Síntesis
Espiritual
“Om,
Veneración, al Dios Incognoscible,
al Cristo Cósmico,
al propio Espíritu Divino.”
Este
mantra reúne los tres ejes del camino:
- el Dios Incognoscible como
origen absoluto,
- el Cristo Cósmico como
símbolo del Logos universal y de la unidad de toda vida,
- y el Espíritu Divino interno
como la chispa individual del Todo.
Es una
declaración de alineamiento consciente con la realidad divina que permea todo.
Repetirlo en meditación, silencio o contemplación refuerza la percepción de
Unidad y reaviva la conexión con la fuente espiritual.
Conclusión
La
Teognosis, o cosmovisión Monista Teísta de Leonardo 1001, es una vía para
quienes buscan libertad, claridad y unidad interior.
No pide obediencia: pide comprensión.
No exige pertenencia formal: exige sinceridad consigo mismo.
No ofrece estructuras externas: ofrece una visión capaz de transformar la
mirada interior.
Es un
sendero que cada persona puede recorrer en soledad, pero nunca aislada, porque
ser onda es pertenecer al océano. Y en ese océano, todo es Uno. Y ese Uno,
eternamente, es Dios.
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