Lo bueno y lo malo, tienen muchas facetas.
Cada quien
debe buscar, lo que funciona para sí mismo. A unos, creer en Dios y adorarlo,
creyendo en la inmortalidad del alma, buscando el bien y evitando el mal, les
da esperanza, y los lleva a potenciar su disciplina, pero a otros, les da
miedo, y les quita la disciplina. Elige lo que funciona para ti.
No todo
placer es bueno, y no todo placer es malo. No todo dolor es malo, y no todo
dolor es bueno. En todo, hay que razonar, lo que nos es, útil y bueno, y lo que
nos es, inútil y malo. El placer instantáneo, muchas veces, nos deja
insatisfechos, y el sufrimiento presente, nos puede llevar a un placer duradero
en el futuro. Hay que pensar, en los pros y los contras, de cada acción.
Hay que
buscar el placer duradero, y hay que evitar el dolor inútil. Sin embargo, el
placer duradero, no determina lo que es bueno y no excluye lo que es malo. El
bien, que excluye al mal, es determinado, por la buena voluntad, que nos lleva
a ser tolerantes, con nosotros mismos, y con los demás, como parte de nuestro
camino hacia el auto-perfeccionamiento.
Más practico
que buscar el placer duradero, es ser feliz por el amor a uno mismo, pues el
amor a uno mismo, nos hace felices, y nos lleva a buscar lo mejor que se puede
hacer, dentro de las circunstancias que a uno le tocan en la vida. Esencialmente,
lo que buscas, es amarte a ti mismo, y si meditas, en que te amas a ti mismo,
con ello, ya te estás amando a ti mismo. El máximo tesoro, es amarse a uno
mismo, pues eso no depende, de lo que uno haga, ni de lo que los demás hagan,
ni tampoco depende de lo que suceda, sino que solo depende, de uno mismo.
Quien se
conforma, y hace lo mejor posible dentro de las circunstancias, sabiendo de
antemano, que todo puede salir bien o mal, es precavido, mejora sus
posibilidades, y no deja que lo externo, determine cómo se siente en lo
interno. Quien se conforma es rico.
El justo
medio, nos libra de los extremos dañinos, dentro de las cosas que son buenas.
Pero las cualidades, se hacen buenas, por medio de la buena voluntad, llevada a
la práctica. Por la buena voluntad, el coraje es bueno y se usa, para salvar
vidas, pero por la mala voluntad, el coraje es malo, y se usa para destruir vidas. La buena
voluntad, es el deseo de hacer lo constructivo, y de evitar lo destructivo,
poniendo de parte de uno, todos los medios posibles, para hacer lo
constructivo, y evitar lo destructivo. Mi libertad termina, donde empieza la
libertad del otro, y la libertad del otro, termina dónde empieza mi libertad. Siempre,
hay que tratar al otro, como a uno le gustaría que lo traten a uno, y en lo
posible, no hay que dejar que el otro, nos trate de forma inadecuada. Para mí,
lo constructivo es bueno, y lo destructivo es malo, pero a veces, destruir es
bueno, y crear es malo, y hay que analizar cada situación. A veces, el fin
justifica los medios, y a veces, el fin no justifica los medios. La buena
voluntad, es lo más bueno que hay, pues hace buena, a muchas de las otras
cualidades.
Lo bueno y lo
malo, tienen muchas facetas. La moderación o el justo medio, es bueno. Buscar
un placer duradero, y evitar el dolor de forma duradera, también es bueno. Ocuparse
de lo que se puede hacer, y tratar de no angustiarse por lo que no se puede
hacer, también es bueno. Educar, desarrollando la sabiduría, es bueno, pues la
sabiduría es mejor que la ignorancia. Pero la buena voluntad, es lo más bueno
que existe. La gente no es mala, por sufrir dolor, ni por ser desmesurada, ni
por ser ignorante, ni por ser angustiada por el porvenir, pues existen alguna
personas, que han pasado por dolor, por excesos, por una casi nula educación, y
por angustia por el porvenir, y aun así, a pesar de esas pruebas de la vida,
han tomado la senda del bien, o aun cayendo, se han arrepentido del mal, y han
vuelto a la senda del bien.
La gente es
buena, por su buena voluntad, y es mala por su mala voluntad. El placer
duradero, la mesura, y la sabiduría, y la ocupación por lo que está al alcance
de uno, pueden ayudarnos a ser más felices, y a ser más buenos, pero
finalmente, lo que realmente nos hace buenos, es la buena voluntad. Y con
respecto a la felicidad, está claro que tener, salud, dinero, amor, éxito, una
larga vida, y algún grado de poder, nos pueden hacer felices, pero también es
verdad, que hay una forma de felicidad superior, la cual consiste en creer, que
toda vida, sin importar si ha sido, exitosa o fracasada, es gloriosa o ha sido
gloriosa, por el solo hecho, de haber formado parte, de la existencia
universal. Creer esto, es amarse a uno mismo, y es amar al Logos, que todo lo
ordena, en armonía, con la sagrada ley de causa y efecto. Éste amor a uno
mismo, es el fin del desconsuelo, aunque no es el fin del sufrimiento, pues el
sufrimiento, de la enfermedad, la vejez, la muerte, el dolor físico, y los
deseos insatisfechos, no puede ser evitado.
Hay que
desear, menos y mejor. Lo que tenemos hoy, es lo que deseamos ayer, y por lo
tanto, hay que valorar lo que tenemos, y desvalorizar lo que aún no tenemos. Lo
que tengamos mañana, posiblemente, nos satisfaga, por un corto tiempo, y luego,
ya no nos satisfaga. O quizás, lo que tenemos hoy, o lo que tengamos mañana,
nos dé un gran placer, y quizás, hasta de una forma duradera, pues lo valoramos
o lo valoraremos, en su justa medida, ni demasiado poco, ni demasiado mucho. Para
aquel que considera, que nada es suficiente, nunca hay satisfacción. Hay que
aprender a conformarse, obrando de la mejor forma posible, para hacer bien las
cosas, sabiendo de antemano, que pueden salir bien o mal, según las circunstancias.
No todo está fuera de nuestro alcance, pero también es verdad, no todo está
dentro de nuestro alcance. Ocúpate de lo que puedes hacer, y trata de no
angustiarte por lo que no puedes hacer.
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