domingo, 16 de enero de 2022

La Paz en la Presencia Yo Soy.

La Paz en la Presencia Yo Soy.

Con paz todo se logra, y sin paz nada de alcanza. La paz en la Presencia Yo Soy, se logra al comprender, que todo lo que vivimos es ilusión, y que sólo Dios Padre Madre, es la Verdad Oculta, en todo y en todos. Tú influencias la creación de tu realidad, con el poder de tu mente, con el poder de tus palabras, y con el poder de tus acciones. No lo puedes todo, pero lo que puedes hacer, es mucho más de lo que te imaginas. Los milagros en la Presencia Yo Soy, son muy frecuentes, pero es necesario que te concentres. Es necesario que enfrentes la situación, pues si huyes de ella, sólo adoptará otra forma, y quizás, hasta empeore. Si tú te enfocas en lo bueno, y quitas poder a lo malo, invocando a Dios Padre Madre, y a tu Cristo Interno individual, puedes deshacer toda sustancia nociva, y transmutar todo tu ser y mundo hacia la perfección, en salud, dinero, amor, éxito, y todo lo que necesites lograr. Cuando desees algo, empéñate en lograrlo y lógralo, así se caiga el mundo. Que logres o no tu deseo, no te debe preocupar.

Analiza lo que te sucede, observa sus causas reales, en el plano físico, y luego, realiza acciones opuestas a las que te metieron en el problema, para crearte un buen presente, para tener un futuro cada vez mejor. No digas que no puedes. No digas nada. Sólo hazlo. Ve paso a paso. Un viaje de mil millas, comienza con un primer paso. Pide a la Presencia Yo Soy, que haga lo necesario, para que puedas arreglar el problema. Ora a Dios con la fe de que te escucha, piensa estratégicamente, y trabaja con paciencia e insistencia, hasta que logres tu objetivo, pero recuerda que por éste triple medio, lograrás algo de lo que te propongas, pero no todo lo que te propongas, pues el hombre propone, pero Dios dispone. No seas un iluso, sino que sé un hombre o una mujer de bien, que labora sin prisa pero sin pausa, en la logro victorioso de la ascensión.

La única forma de salir de un círculo vicioso de causas y efectos, es creando un círculo virtuoso de causas y efectos. Realizar esto, es difícil, pero con la ayuda sobrenatural de la Presencia Yo Soy, es posible de hacer. La Presencia Yo Soy, puede concedernos algunos milagros, pero no podemos vivir de milagros, pues no hemos venido a éste mundo,  a vivir de milagros, sino que hemos venido a éste mundo, a vivir  de nuestro trabajo.

Cuando tengas un problema, que no sepas como resolver, invoca a Dios Presencia Yo Soy, en el nombre del Cristo Interno, y pídele que te ilumine, y él, que es más sabio y más poderoso que tú, realizará la acción.

Dios es amor, y quien mora en el amor, mora en Dios y Dios en él. La única forma de conectar con la Presencia Yo Soy, es pensando en la Presencia Yo Soy, pues como explica la ley de mentalismo, el todo es mente y el universo es mental. La fórmula no cambia. Deja de pensar en el problema, y en su lugar piensa en Dios, aunque sea por unos segundos al día, cada día. Y así, podrás resolver muchos problemas, como por arte de magia. Debes elevar tu frecuencia vibratoria, de la desgracia, a la gracia divina, y eso sólo se logra, amando al señor Dios con todo el corazón, y amando al prójimo como a uno mismo. Y esto, se logra, orando a la Presencia Yo Soy, y meditando en la Presencia Yo Soy, mientras hacemos lo correcto, tratando a los demás, como nos gustaría que nos traten a nosotros, sin permitir que los demás nos traten de forma inadecuada.

Vivimos en un mundo de depredación, y para sobrevivir, debemos ser depredadores, y defender lo nuestro, pero con la Presencia Yo Soy, como guerreros del espíritu o guerreras del espíritu, podemos vencer. No es nuestra fuerza, ni nuestra inteligencia, la que nos dará la victoria, sino que será el poder de la Magna Presencia Yo Soy.

Pero no te preocupes, ni por la vida, ni por la muerte, pues nuestra paz, no proviene de los acontecimientos externos, sino que proviene del amor incondicional, de la Magna Presencia Yo Soy, hacia todo y hacia todos, y de nuestra unión incondicional y eterna, con la Magna Presencia YO Soy. En la tierra, en el cielo, o en el infierno, en ésta reencarnación, o en otras reencarnaciones, en éste planeta o en otro planeta, ya seamos ángeles, demonios, espíritus elementales de la naturaleza, piedras, plantas animales, planetas, montañas, espíritus condicionados, o espíritus liberados, siempre estamos en Dios y Dios está en nosotros, y juntos formamos un solo ser.

En la vida, hay que ocuparse de lo que se puede hacer, y hay que tratar de no angustiarse, por lo que no se puede hacer, pues hay cosas que están a nuestro alcance, y hay cosas que no están a nuestro alcance. Sin embargo, toda vida es gloriosa, sin importar los éxitos y los fracasos, pues toda vida forma parte de algo mucho más grande, que es el Todo mismo, la Magna Presencia Yo Soy.

Debemos hacer todo lo que podamos, dejando en manos de Dios Padre Madre, la resolución de los hechos, sin preocuparnos, pues no hemos venido a éste mundo, a codiciar salud, dinero, amor, éxito, y poder, sino que hemos venido a éste mundo, a recordar que somos seres divinos, y a vivir en paz, con Dios Padre Madre en nuestro corazón. Sin embargo, es mucho lo que podemos lograr en conciencia de Cristo, y debemos hacer nuestro mejor esfuerzo. Si la vida nos hace soldados, debemos ser buenos soldados, si la vida nos hace barrenderos, debemos ser buenos barrenderos, y adónde quiera que la vida nos ponga, debemos ser felices. Quien se conforma es rico. Tener ambiciones, es bueno, pero excederse en las ambiciones, puede ser frustrante, e inútil, aunque se logren los objetivos, pues éstos, quizás, no son tan durables como parecía, ni tan lindos cómo se esperaba. ¿Acaso quieres ser un maestro toda tu vida? Bueno, la verdad, disfruto de la vida siendo maestro.

No se trata de hacer felices a los demás, sino que se trata de que uno mismo sea feliz, y si los demás no te aportan, los puedes cortar de tu vida, con firmeza, y sin violencia, simplemente ignorándolos, hasta que desaparezcan. Luego, deja que la vida se encargue de ellos. La vida no está en el poseer, sino que la vida está en el ser. Tener mucho dinero, y aparentar ser feliz, no sirve, pues la persona, carece de paz, y es infeliz, mientras molesta a otros para ser feliz, y tú no quiere eso para tu vida. Simplifica tu vida, y corta todo lo innecesario. Deja los juegos de azar, deja los vicios, alcohol, cigarrillo y drogas recreativas, y practica respiración y meditación, y serás mucho más feliz.

Si hay dinero, que sea en felicidad, o que directamente no sea nada. Decrétalo. No tengas miedo de decretar tu felicidad. Sé feliz ahora mismo, siendo rico o pobre, pues Dios Padre Madre está contigo, y tú haces lo que corresponde, y no lo que el mundo te empuja a hacer. Disfruta del viaje, y sé feliz, durante el viaje, y cuando llegues a tu destino.

Cuanta gente quiere algo, se rompe el alma trabajando para lograrlo, y luego, esa felicidad, solo de dura unos días, y luego viene la decepción. ¿Esto era todo? ¿Para esto me rompí el alma casi toda mi vida? Pero tú no quieres eso. Tú quieres ser feliz de verdad. Por eso, aprende a disfrutar del viaje, y cuando llegues a tu objetivo, seguirás siendo feliz. Así es como hay que aprender a vivir, y no como te han enseñado en la escuela. Aprende sobre la vida, de la vida misma, y no de alguien que habla sobre la vida. Vive, acierta, equivócate, aprende de los aciertos y de los errores, y evoluciona hacia adelante, asido de la Magna Presencia Yo Soy, y nunca te olvides, que adónde quiera que vallas, tú siempre estarás contigo mismo.

Para de correr. Si no descansas, te mueres. No se puede vivir cada día como si fuera el último, pues así se lleva a la mente y al cuerpo, hacia el colapso y hacia la muerte, y se aceleran los tiempos para mal. Es bueno que corras, que camines, y que avances, pero debes dedicar un tiempo al descanso. Si corres todo el tiempo, te mueres más rápido, y no disfrutas del viaje. Disfruta del viaje. Quizás el destino que lleve a dónde quieras ir, o quizás te lleve adónde no quieres ir, pero si te resistes, serás arrastrado por el carro del destino, al cual estás atado, y sufrirás de más. Es mejor ir en la dirección del carro al cual estás atado, y disfrutar del camino. Medita una vez al día. Durante 60 segundos, una vez al día, siéntate, respira, piensa en tu respiración, con los ojos cerrados, y repite mentalmente o en voz baja, Dios Padre Madre, está conmigo.

Es más, siéntate, y hazlo ahora mismo. Repite 20 veces, dejando un breve espacio entre cada repetición, Dios Padre Madre, está conmigo. Practica la presencia de Dios, ahora mismo.

Hagámoslo juntos; DIOS PADRE MADRE, ESTÁ CONMIGO (X20).

AMÉN.                                                    

Te besa en la estrella de tu frente, y en el sol de tu corazón, Dios Padre Madre Universal.

Paz a todos los seres.

 

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