La Paz en la
Presencia Yo Soy.
Con paz todo
se logra, y sin paz nada de alcanza. La paz en la Presencia Yo Soy, se logra al
comprender, que todo lo que vivimos es ilusión, y que sólo Dios Padre Madre, es
la Verdad Oculta, en todo y en todos. Tú influencias la creación de tu
realidad, con el poder de tu mente, con el poder de tus palabras, y con el
poder de tus acciones. No lo puedes todo, pero lo que puedes hacer, es mucho
más de lo que te imaginas. Los milagros en la Presencia Yo Soy, son muy
frecuentes, pero es necesario que te concentres. Es necesario que enfrentes la
situación, pues si huyes de ella, sólo adoptará otra forma, y quizás, hasta
empeore. Si tú te enfocas en lo bueno, y quitas poder a lo malo, invocando a
Dios Padre Madre, y a tu Cristo Interno individual, puedes deshacer toda
sustancia nociva, y transmutar todo tu ser y mundo hacia la perfección, en
salud, dinero, amor, éxito, y todo lo que necesites lograr. Cuando desees algo,
empéñate en lograrlo y lógralo, así se caiga el mundo. Que logres o no tu
deseo, no te debe preocupar.
Analiza lo
que te sucede, observa sus causas reales, en el plano físico, y luego, realiza
acciones opuestas a las que te metieron en el problema, para crearte un buen
presente, para tener un futuro cada vez mejor. No digas que no puedes. No digas
nada. Sólo hazlo. Ve paso a paso. Un viaje de mil millas, comienza con un
primer paso. Pide a la Presencia Yo Soy, que haga lo necesario, para que puedas
arreglar el problema. Ora a Dios con la fe de que te escucha, piensa
estratégicamente, y trabaja con paciencia e insistencia, hasta que logres tu
objetivo, pero recuerda que por éste triple medio, lograrás algo de lo que te
propongas, pero no todo lo que te propongas, pues el hombre propone, pero Dios
dispone. No seas un iluso, sino que sé un hombre o una mujer de bien, que
labora sin prisa pero sin pausa, en la logro victorioso de la ascensión.
La única
forma de salir de un círculo vicioso de causas y efectos, es creando un círculo
virtuoso de causas y efectos. Realizar esto, es difícil, pero con la ayuda sobrenatural
de la Presencia Yo Soy, es posible de hacer. La Presencia Yo Soy, puede
concedernos algunos milagros, pero no podemos vivir de milagros, pues no hemos
venido a éste mundo, a vivir de
milagros, sino que hemos venido a éste mundo, a vivir de nuestro trabajo.
Cuando tengas
un problema, que no sepas como resolver, invoca a Dios Presencia Yo Soy, en el
nombre del Cristo Interno, y pídele que te ilumine, y él, que es más sabio y
más poderoso que tú, realizará la acción.
Dios es amor,
y quien mora en el amor, mora en Dios y Dios en él. La única forma de conectar
con la Presencia Yo Soy, es pensando en la Presencia Yo Soy, pues como explica
la ley de mentalismo, el todo es mente y el universo es mental. La fórmula no
cambia. Deja de pensar en el problema, y en su lugar piensa en Dios, aunque sea
por unos segundos al día, cada día. Y así, podrás resolver muchos problemas,
como por arte de magia. Debes elevar tu frecuencia vibratoria, de la desgracia,
a la gracia divina, y eso sólo se logra, amando al señor Dios con todo el
corazón, y amando al prójimo como a uno mismo. Y esto, se logra, orando a la
Presencia Yo Soy, y meditando en la Presencia Yo Soy, mientras hacemos lo
correcto, tratando a los demás, como nos gustaría que nos traten a nosotros,
sin permitir que los demás nos traten de forma inadecuada.
Vivimos en un
mundo de depredación, y para sobrevivir, debemos ser depredadores, y defender
lo nuestro, pero con la Presencia Yo Soy, como guerreros del espíritu o
guerreras del espíritu, podemos vencer. No es nuestra fuerza, ni nuestra
inteligencia, la que nos dará la victoria, sino que será el poder de la Magna
Presencia Yo Soy.
Pero no te
preocupes, ni por la vida, ni por la muerte, pues nuestra paz, no proviene de
los acontecimientos externos, sino que proviene del amor incondicional, de la
Magna Presencia Yo Soy, hacia todo y hacia todos, y de nuestra unión
incondicional y eterna, con la Magna Presencia YO Soy. En la tierra, en el
cielo, o en el infierno, en ésta reencarnación, o en otras reencarnaciones, en
éste planeta o en otro planeta, ya seamos ángeles, demonios, espíritus
elementales de la naturaleza, piedras, plantas animales, planetas, montañas,
espíritus condicionados, o espíritus liberados, siempre estamos en Dios y Dios
está en nosotros, y juntos formamos un solo ser.
En la vida,
hay que ocuparse de lo que se puede hacer, y hay que tratar de no angustiarse,
por lo que no se puede hacer, pues hay cosas que están a nuestro alcance, y hay
cosas que no están a nuestro alcance. Sin embargo, toda vida es gloriosa, sin
importar los éxitos y los fracasos, pues toda vida forma parte de algo mucho
más grande, que es el Todo mismo, la Magna Presencia Yo Soy.
Debemos hacer
todo lo que podamos, dejando en manos de Dios Padre Madre, la resolución de los
hechos, sin preocuparnos, pues no hemos venido a éste mundo, a codiciar salud,
dinero, amor, éxito, y poder, sino que hemos venido a éste mundo, a recordar
que somos seres divinos, y a vivir en paz, con Dios Padre Madre en nuestro
corazón. Sin embargo, es mucho lo que podemos lograr en conciencia de Cristo, y
debemos hacer nuestro mejor esfuerzo. Si la vida nos hace soldados, debemos ser
buenos soldados, si la vida nos hace barrenderos, debemos ser buenos
barrenderos, y adónde quiera que la vida nos ponga, debemos ser felices. Quien
se conforma es rico. Tener ambiciones, es bueno, pero excederse en las
ambiciones, puede ser frustrante, e inútil, aunque se logren los objetivos,
pues éstos, quizás, no son tan durables como parecía, ni tan lindos cómo se
esperaba. ¿Acaso quieres ser un maestro toda tu vida? Bueno, la verdad,
disfruto de la vida siendo maestro.
No se trata
de hacer felices a los demás, sino que se trata de que uno mismo sea feliz, y
si los demás no te aportan, los puedes cortar de tu vida, con firmeza, y sin
violencia, simplemente ignorándolos, hasta que desaparezcan. Luego, deja que la
vida se encargue de ellos. La vida no está en el poseer, sino que la vida está
en el ser. Tener mucho dinero, y aparentar ser feliz, no sirve, pues la
persona, carece de paz, y es infeliz, mientras molesta a otros para ser feliz,
y tú no quiere eso para tu vida. Simplifica tu vida, y corta todo lo
innecesario. Deja los juegos de azar, deja los vicios, alcohol, cigarrillo y
drogas recreativas, y practica respiración y meditación, y serás mucho más
feliz.
Si hay
dinero, que sea en felicidad, o que directamente no sea nada. Decrétalo. No
tengas miedo de decretar tu felicidad. Sé feliz ahora mismo, siendo rico o
pobre, pues Dios Padre Madre está contigo, y tú haces lo que corresponde, y no
lo que el mundo te empuja a hacer. Disfruta del viaje, y sé feliz, durante el
viaje, y cuando llegues a tu destino.
Cuanta gente
quiere algo, se rompe el alma trabajando para lograrlo, y luego, esa felicidad,
solo de dura unos días, y luego viene la decepción. ¿Esto era todo? ¿Para esto
me rompí el alma casi toda mi vida? Pero tú no quieres eso. Tú quieres ser
feliz de verdad. Por eso, aprende a disfrutar del viaje, y cuando llegues a tu
objetivo, seguirás siendo feliz. Así es como hay que aprender a vivir, y no
como te han enseñado en la escuela. Aprende sobre la vida, de la vida misma, y
no de alguien que habla sobre la vida. Vive, acierta, equivócate, aprende de
los aciertos y de los errores, y evoluciona hacia adelante, asido de la Magna
Presencia Yo Soy, y nunca te olvides, que adónde quiera que vallas, tú siempre
estarás contigo mismo.
Para de
correr. Si no descansas, te mueres. No se puede vivir cada día como si fuera el
último, pues así se lleva a la mente y al cuerpo, hacia el colapso y hacia la
muerte, y se aceleran los tiempos para mal. Es bueno que corras, que camines, y
que avances, pero debes dedicar un tiempo al descanso. Si corres todo el
tiempo, te mueres más rápido, y no disfrutas del viaje. Disfruta del viaje.
Quizás el destino que lleve a dónde quieras ir, o quizás te lleve adónde no
quieres ir, pero si te resistes, serás arrastrado por el carro del destino, al
cual estás atado, y sufrirás de más. Es mejor ir en la dirección del carro al
cual estás atado, y disfrutar del camino. Medita una vez al día. Durante 60
segundos, una vez al día, siéntate, respira, piensa en tu respiración, con los
ojos cerrados, y repite mentalmente o en voz baja, Dios Padre Madre, está
conmigo.
Es más,
siéntate, y hazlo ahora mismo. Repite 20 veces, dejando un breve espacio entre
cada repetición, Dios Padre Madre, está conmigo. Practica la presencia de Dios,
ahora mismo.
Hagámoslo
juntos; DIOS PADRE MADRE, ESTÁ CONMIGO (X20).
AMÉN.
Te besa en la
estrella de tu frente, y en el sol de tu corazón, Dios Padre Madre Universal.
Paz a todos
los seres.